
Monthly Archives: May 2020


DIARIO DE UN PSICOTERAPEUTA (III). MUJER MILITAR.
MUJER MILITAR.

Psicología positiva contra el coronavirus: Newton, Shakespeare, Munch.
Javier Tovar | OPINIÓN/PSICÓLOGO SERGIO GARCÍA
El psicólogo Sergio García, colaborador de EFEsalud, traza un recorrido por la respuesta de la humanidad a otras grandes pandemias, a través de tres grandes personajes y creadores, el científico Isaac Newton, el escritor William Shakespeare y el pintor Edvard Munch, y reflexiona sobre los efectos del coronavirus
EPA/FRANKÂ RUMPENHORST
“Sí, aquel año me privaron de la primavera (por la cuarentena en el barco) y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente. Me había llevado la primavera dentro de mí y nadie nunca más habría podido quitármela”
(Del Libro Rojo de Jung)
Nuestra generación no había sufrido una situación de estas características, nos pensábamos “invulnerables”, exentos de los sufrimientos de la “naturaleza”. Mas de tres mil millones de personas en el mundo están confinadas, el 40 % de la población mundial.
¿Qué podemos rescatar de las experiencias de otras epidemias para encontrarnos mejor, para darle un sentido a lo que está sucediendo? Salvando las distancias temporales si hubiese sido hace 20 años ¿se podrían haber dado las condiciones para el teletrabajo? ¿Se podían hacer videollamadas? ¿Había una oferta cultural tan elevada en internet? ¿Las redes sociales permitían el contacto diario o la información preventiva personalizada de mejoras de la higiene?

Si buscamos en la historia, vemos que las primeras referencias sobre el aislamiento a los enfermos para evitar contagios son en el Antiguo Testamento, y posteriormente, en los escritos de Hipócrates del siglo V a C.
Sin embargo, la plaga de Justiniano fue mortífera en el siglo VI dC con oleadas intermitentes hasta el siglo VIII en el imperio bizantino y un área comprendida entre Europa, Asia y África. Entonces se adoptaron medidas masivas de aislamiento donde se veían “brotes de racismo” porque se estigmatizaba y culpabilizaba al contagiado.
Luego una de las primeras lecciones que podemos aprender es que las situaciones críticas sacan lo mejor de nosotros como podemos comprobar en estos días con los lazos de solidaridad mundial emprendidos creciendo… sin embargo, el miedo también expande nuestros propios prejuicios y la búsqueda rápida de culpables descarga parte del malestar producido por la incertidumbre global en la cual vivimos.
La palabra “quarantena”, proviene del italiano, en el siglo XIV, en los años posteriores a la Peste Negra. En 1377, una colonia veneciana con un importante puerto comercial, hizo el primer sistema institucionalizado de cuarentena de la historia referente a los cuarenta días de espera obligando a los navíos y tripulantes como medida de prevención. Básicamente se intuía que existía un ciclo de menos de 40 días entre la infección y la muerte.
En el siglo XVII, varias pestes bubónicas azotaron Inglaterra por lo que el encierro fue obligado durante meses, los comercios, universidades, teatros quedaron cerrados. Hoy se conoce como la Gran Peste de Londres. Hacía 300 años, la peste negra había matado a 25 millones de personas en Europa y entonces, 100.000 personas morirían allí también. Sin embargo, dos jóvenes consiguieron hacer por la humanidad grandes logros. ¿Quiénes fueron?
Newton

Isaac Newton con 23 años estaba acabando sus estudios en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, asustado decidió irse a 100 kilómetros de Londres a la casa campestre de la familia para seguir estudiando todas las materias que habían quedado inconclusas en su facultad.
Hoy sus biógrafos llaman a este periodo de su vida “el año de las maravillas” ya que avanzó en las ecuaciones matemáticas que posteriormente progresarían el cálculo.
Al mismo tiempo que escribió sus teorías sobre la óptica y el color debido a su curiosidad que sentía al ver los rayos del sol entrar por sus ventanas enclaustradas. Y la escena más popular de este científico sería en su jardín debajo de un manzano, cuando al caerle un fruto le permite comenzar a poner los principios de la teoría de la gravedad.
Shakespeare
Otro artista que aprovechará estos periodos de “retiro” será William Shakespeare, a pesar de que el teatro cerrase durante 78 meses entre 1603 y 1613, el escritor estaba en pleno proceso creativo y terminó tres de sus obras más célebres durante en la cuarentenas en 1606.
Estas obras fueron El rey Lear, Antonio y Cleopatra y Macbeth. Esta última obra teatral la ha cobrado mayor vigencia en nuestros días ya que su protagonista, Lady Macbeth, se lava las manos constantemente no por motivos higiénicos sino para limpiar simbólicamente su conciencia por colaborar en la muerte del Rey Duncan, al no poder mitigar el sentimiento de culpa oliendo la sangre aún después de 15 minutos de restregarlas.

Por esto se ha vuelto moda en Reino Unido ahora para completar la duración adecuada de nuestras manos repetir el soliloquio del autor más grande de su literatura: “Fuera, maldita mancha/ fuera digo/ la una, las dos/ es el momento de hacerlo./ El infierno es sombrío/ ¡Cómo, mi señor!/ ¿Un soldado y con miedo? / ¿Por qué temer que se conozca/ si nadie nos puede pedir cuentas? / Mas ¿quién iba a pensar/que el viejo/ tendría tanta sangre?”
Resiliencia
La pregunta que nos podemos hacer después de estos ejemplos es: ¿eran estos dos autores resilientes? ¿tenían capacidad de superar circunstancias traumáticas como la muerte de seres queridos, accidentes…?
Y la respuesta tiene muchos matices; en primer lugar, “superar” es un término que no describe bien el hecho de pasar por un proceso psicológico de estas características porque piensa al individuo como “completo” “binario” y las personas después de un “hecho dramático” consiguen integrar la experiencia y continuar con su vida, pero estamos a menudo en “continua superación” de las muertes de los seres queridos, accidentes…
Por otro lado, para que podamos ser resilientes la casa se nos tiene que haber derruido también a nosotros. Dos casas destruidas por un huracán, una persona llora y entra en depresión, mientras otra toma una pala y un pico comenzando a sacar escombros para la reconstrucción.
Adversidad
Eso sería en el origen del término la capacidad de adaptarnos a la adversidad. Para las personas que están viendo el tiempo del coronavirus no desde la primera línea de intervención sino desde un hogar confortable, no hay resiliencia.
Puede existir una buena actitud frente al malestar social producido, pero no es igual que el terremoto tire alguna teja de tu hogar, a que tengas que reconstruir la casa.
Y también esto permite desde el respeto, desdramatizar el hecho y poder pensarlo en modulación. Puesto que hay familias donde no hay nadie muerto por el virus ni han visto sus ahorros mermados, por lo que también hay que darles voz cuando se hace la lectura social de la pandemia.
Recuerdo que los datos actuales concluyen que de los contagiados, el 95 % pasará la infección sin ninguna complicación seria. No obstante, afectados como no afectados, resilientes como no resilientes, tienen que “elaborar” la nueva situación en la que estamos viviendo en la actualidad y al mismo tiempo, el regreso a una “nueva realidad”. Es decir, no volvemos a lo anterior, regresamos a una sociedad diferente para la que nos tenemos que preparar (enfrentarse a los miedos, distancia social, paro, personas en duelo…).
Munch

El último artista que os traigo es Edvard Munch y él podría denominarse “resiliente”. Durante la I Guerra Mundial hubo un virus llamado influenza A, del subtipo H1N1 que aún no se sabe su origen exacto pudiendo ser Francia, China o Estados Unido; sin embargo será mal apodada como “la gripe española”, ya que nuestro país al ser neutral durante la Gran Guerra podía hacer publicaciones periodísticas de la pandemia mientras que el resto de países estaban en censura.
El virus mataría a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Y nuestro pintor noruego más famoso del siglo XX va a contraer la enfermedad a principios de 1919. Usando como terapia hacerse autorretratos con sus pinceles y utilizando gamas de colores diferentes para describir su nuevo estado físico y anímico. De tal manera que su fatigoso aspecto cadavérico rodeado de matices amarillos o naranjas desteñidos ilustran la batalla con la enfermedad y su sensación de aislamiento durante el confinamiento.
Su “Autorretrato con gripe española” le refleja ojeroso, atormentado y con falta de aire. Y también lo hace cuando queda curado en “Autorretrato después de la gripe española” ahora mostrándose como superviviente.
Nuevo en la actualidad, no para la historia de la humanidad
En resumen, esta situación de la Covid-19 y la restricción de movimiento es nueva para gran parte de la población, pero no para la historia de la humanidad.
Si aprendemos de experiencias anteriores, de los países que ya lo han podido paliar podremos salir antes de este estado de alarma personal que llevamos padeciendo durante casi dos meses.
Por otro lado, la posibilidad de movimiento físico no es libertad de pensamiento, ni libertad de creación. Antes de la pandemia podíamos vivir encerrados en una prisión que desconocíamos y quizás este tiempo de coronavirus ha venido a alterar ese espacio para zarandear nuestras zonas de confort y obligarnos a encontrar un nuevo sentido a la incertidumbre que nos espera.
Artículo original: https://www.efesalud.com/psicologia-positiva-contra-coronavirus/

DIARIO DE UN PSICOTERAPEUTA (II). MIEDO A LA LUZ DEL SOL

Cómo superar el miedo a salir a la calle
Si has salido a la calle estos días y no ha sido una experiencia placentera, si has sufrido con cada puerta que abrías y cada botón que tocabas, cambiabas de acera cuando veías a alguien sin mascarilla y te entró el pánico cuando una mujer estornudó no muy lejos de donde estabas; puedes estar tranquilo tu miedo es normal.
No es sano, pero es no una anomalía. Los psicólogos consideran que cierto grado de miedo por la situación que hemos vivido es normal, ahora bien, si has tenido todos esos temores no debes renunciar a salir a la calle, tienes que salir y no caer en las evitaciones, básicamente no evites salir.
Para superar esas situaciones Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta autor de Emociones colectivas (Alienta) señala que existen una serie de herramientas.
Pautas para superar el miedo a salir a la calle
1 La información. Tiene que quedar claro que si tú vas con tu mascarilla, guardas los preceptivos metros de distancia, y te lavas bien las manos es muy escasa la probabilidad de que te contagies.
2 Que salgas poco a poco. Es como cuando los niños vuelven de vacaciones al colegio y les hacemos una incorporación lenta. A lo mejor, el primer día te das una vuelta a la manzana, el segundo día sales media hora, así hasta que puedas ir al trabajo o a otra actividad que lleve más tiempo, si no trabajas.
3 Ir acompañado. Salir con alguien de confianza, un familiar o un vecino es muy indicado para gente que le cueste salir en la desescalada.
4 Ejercicios de respiración. Hay muchos ejercicios respiratorios que sirven para evitar la hiperventilación, una respiración lenta y abdominal es la indicada. Inspiras, aguantas el aire unos pocos segundos en tus pulmones y luego sueltas el aire despacio. Esto tranquiliza.
5. Parada de pensamiento. Cuando de una manera casi inconsciente y compulsiva, lo que llamamos una rumiación de pensamiento, empiezas a mandarte mensajes de que es mejor no salir porque te contagias o pensamientos similares hay que pararlo. Es detectar ese bucle en el que entramos y hacer una parada de pensamiento, y crear un pensamiento alternativo positivo, como decirte no pasa nada, voy a seguir las recomendaciones: llevo mascarilla, guantes y gel y voy a estar bien.
El psicólogo clínico Sergio García Soriano, incide en la importancia de salir a la calle: “hay que hacer un proceso de adaptarse a la nueva realidad, salir con el tempo que nos pida el cuerpo, de una manera progresiva, sin obligarnos. Salir menos tiempo y en entornos donde nos encontremos más cómodos”.
Acudir al psicólogo
Según el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense, Antonio Cano, es muy importante que la gente conozca las emociones y cómo funciona el estrés. “La gente tiene que saber que tener emociones como el estrés no pasa nada, pero hay que conocerlo para controlarlo”. En este sentido recomienda la búsqueda de información y, en particular, la web de Sanidad sobre el estrés.
en cuestión de siete sesiones con un profesional la mayoría de estas situaciones de miedo su superan, incluso algunas depresiones
Para Cano “las evitaciones no son buenas, la ansiedad nos bloquea y lo solucionamos no enfrentándonos a lo que nos genera estrés”, en este sentido el catedrático asegura que los tratamientos con profesionales son de una gran efectividad, “tenemos medido que en cuestión de siete sesiones con un profesional la mayoría de estas situaciones de miedo su superan, incluso algunas depresiones”.
“En la crisis del 2008 aprendimos que las consultas por depresiones y trastornos de ansiedad aumentaron en consultas del médico de cabecera”, señala Cano. Una situación que por culpa de la crisis generada por el coronavirus vamos a encontrarnos de nuevo y para la que, según el catedrático, la aportación de los psicólogos es muy importante para que los individuos superen el bache.
Durante el confinamiento se han habilitado varios teléfonos de atención psicológica gratuita, un servicio que según García Soriano, “han sido fundamentales, un proceso de ventilación emocional que ha evitando que no se desarrolle el estrés agudo en mucho de las personas que han llamado, han sido un factor protector importante”.
Artículo original: https://www.elindependiente.com/vida-sana/salud/2020/05/09/como-superar-el-miedo-a-salir-a-la-calle/

DIARIO DE UN PSICOTERAPEUTA (I)

Estrés post traumático después de la Covid-19. Un acercamiento.
Un tercio de la humanidad está confinada en el momento en el que escribo estas líneas. De manera inesperada, a pesar de las noticias en los periódicos, la población española empezó un lunes de la segunda semana de marzo sin intuir que ese sábado el estado de alarma cambiaría los planes laborales y personales de los próximos meses de todos nosotros. Independientemente de si se produce un estrés postraumático en todas las personas que están en sus casas, sí que esta situación ha producido una “herida emocional” ya que nos ha puesto enfrente con nuestra propia mortalidad, la de nuestros seres queridos y con nuestra ilusión de control sobre nuestras vidas. Luego, esto hay que pensarlo como una situación sobrevenida y que nos ha hecho darnos cuenta de nuestra «vulnerabilidad». No obstante, veamos que es un estrés postraumático y qué nos dicen los datos de China de hace unos meses.
El trastorno por estrés postraumático (también conocido como TEPT) es un trastorno que algunas personas presentan después de haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso. Los problemas habitualmente debutan en los tres primeros meses después del incidente traumático, en relación a los síntomas para poder diagnosticarlo sabemos que deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones personales o el trabajo. Los síntomas en el adulto van a ser al menos durante un mes las siguientes:
a) Al menos dos síntomas de hipervigilancia y reactividad.
– Alarmarse fácilmente.
– Sentirse con tensión.
– Accesos de ira o dificultades al dormir.
La hipervigilancia suele ser constante dificultando la concentración para descansar, comer o hacer las tareas diarias.
b) Al menos dos síntomas de alteración del estado de ánimo o síntomas cognitivos.
– Problemas en el recuerdo de detalles importantes de la experiencia traumática.
– Pensamientos catastrófico sobre uno mismo o el mundo
– Sensación de culpa o remordimiento.
– Falta de interés en las actividades placenteras
Sería necesario señalar en este apartado que los síntomas pueden producir que la persona que los padece se sientan aislados de los demás, amigos o familiares, como ensimismados por el recuerdo de la experiencia traumática.
c) Al menos un síntoma de evasión:
– Querer estar lejos de los acontecimientos, los lugares o los objetos que traen aparejado el recuerdo lo traumático.
– Evitar el pensar o el tener cualquier sentimiento relacionados con el acontecimiento traumático.
Aquí habitualmente ponemos el ejemplo del accidentado en carretera que rechaza volver a conducir un coche. El símil en este caso, sería diferente para cada uno.
d) Al menos un síntoma de reviviscencia:
– Volver a vivir emocionalmente el recuerdo traumático (“flashbacks”) en bucle, incluso con síntomas físicos como sudoración, taquicardia, agitación en la respiración…
– Tener pesadillas o despertarse con angustia.
– Pensar de manera catastrófica, una sensación de miedo.
Los objetos o situaciones pueden desencadenar en el sujeto una sensación de volver a vivir un malestar que ya no está presente.
No obstante, es lógico que después de una situación estresante se generen algunos de estos síntomas, si ellos desaparecen unas semanas después del acontecimiento estresante. Tendríamos que catalogarlos como trastorno del estrés agudo. La diferencia en la gravedad y la persistencia de los síntomas se puede explicar en algunas ocasiones, por trastornos psicológicos previos como depresión, drogadicción u otros cuadros ansiógenos.
Por todo lo expuesto con anterioridad, los más expuestos a dicha sintomatología va a ser el personal sanitario (médicos, psicólogos, enfermeros, auxiliares, celadores…) según el servicio de salud mental del Hospital Psiquiátrico 12 de Octubre en un estudio realizado en la epidemia SARG 2002-2003 con profesionales de la salud se concluyó que a los dos años se había incrementado la depresión mayor en un 2%, el trastorno por estrés post traumático un 2%, el abuso de sustancias (alcohol, tranquilizantes) 2% y los trastornos de pánico un 1%. Para que esto quede atenuado tenemos que saber que pondera negativamente los factores de riesgo o estresantes del personal sanitario como la escasez de medios de protección y diagnóstico(test), los contagios de sus amigos o familiares, los dilemas morales sobre la elección de pacientes graves a los respiradores en las UCIs y la experiencia propia del covid-19 con síntomas moderados o graves.
Además una revisión de 24 estudios, las cuarentenas y su psicología, elaborada por investigadores del King’s College y publicada en la revista The Lancet hace dos meses, encuentra que incluso pasados tres años después del aislamiento se han mantenido episodios de estrés postraumático.
Fijándonos en un encuesta con expertos de la Universidad de Pekín, no publicada pero que cita la reputada revista Caixin, concluye que de 311 profesionales sanitarios que atendieron directamente en la epidemia en Wuhan, un tercio padeció algún tipo de problema psicológico.
No obstante, el hacer comparaciones entre países no se incluyen ciertas variables esenciales sobre la cultura, el sistema sanitario o los factores de protección mental de sus ciudadanos. En España, la ratio de psicólogos está en 9,6 por cada 100.000 habitantes (lejos de la media europea que está en 18 profesionales de la salud emocional) pero muy por encima de China que solo cuenta con 2,2 profesionales sanitarios de la salud mental por cada 100.000 personas. Además se han puesto diversas iniciativas con gran acogida entre la población general y para los profesionales que están en primera línea de atención médica y asistencial: Dispositivos de atención psicológica telefónica 24 horas gratuito, redes de apoyo mutuo, guías de cuidado psicológico en el confinamiento…
En resumen, estamos ante un contexto inédito en nuestro país y en el mundo, las comparativas que usamos entre continentes y países sirven a modo de reflexión pero no podemos saber con exactitud la gravedad o la levedad de las secuelas psicológicas en nuestra población. China tenía antes de la crisis 100 millones de personas con problemas psiquiátricos y 54 millones con depresión. No obstante, sí sabemos que la población mas expuesta tiene más riesgo de padecer un trastorno post-traumático, un trastorno por estrés agudo o alguna sintomatología ansiógena en función de los factores de riesgo y los factores protectores. Además el elevado número de muertes de seres queridos en relación a otras épocas de nuestro país, sin poder hacer los rituales de despedida simbólicos y necesarios, (los velatorios y entierros han quedado postergados o reducidos a no mas de tres personas) llevará a hacer un duelo prolongado a muchos de sus familiares que pueden derivar en estados de ánimo depresivos.
Bibliografía:
National Institute of Mental Health
https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-por-estres-postraumatico/index.shtml
Artículo de El País.
Vidal Liy, Macarena 6/4/2020 “Todo el mundo en Wuhan tiene un trauma”

Entrevista al Psicólogo Sergio García por las Consecuencias Psicológicas del Coronavirus en la Sociedad
– ¿TENDRÁ LAS MISMAS CONSECUENCIAS PARA TODA LA POBLACIÓN?
Sí tendrá consecuencias para todos pero nunca de la misma manera, la subjetividad existe. La población tendrá en unos meses, un ligero «baby boom» y habrá más divorcios en el mes siguiente a esta situación. La crisis sanitaria ha hecho que pases más tiempo con tu «partenaire» y por lo tanto, estés más seguro de la ruptura o más «enamorado/a», habrá mas paro y eso generará insomnio y repercutirá negativamente en la salud psicológica de todos, especialmente para las personas que tienen adicciones al juego on line y ahora tienen delante de manera continua la incitación a ello . Estos efectos generalistas están sobre la mesa. ¿Mas irritabilidad o más depresión? Pues quizás más que el confinamiento en sí, sucede que es tu relación con «el otro» lo que genera malestar o bienestar.
Acabo de enviar un artículo al Colegio de la Psicología sobre el trastorno por estrés postraumático en él se puede ver cómo los sanitarios si perciben que no han tenido apoyo institucional ni factores protectores como EPIs, terapia de grupo…son mas propensos a padecerlo. También es más difícil para personas que han perdido a un ser querido sin poder despedirse.
También es cierto que la mayor parte de los profesionales sanitarios pese a la precarización del sector tienen un trabajo estable en muchos casos. Eso les diferencia de muchos autónomos y otros sectores que han tenido que cerrar luchando desde casa contra la incertidumbre del futuro.
.- ¿ES LA SOLEDAD MAS FUERTE AHORA DURANTE EL CONFINAMIENTO?
No hay estudios rigurosos sobre cómo ha afectado esto al confinamiento. Aunque casi un 4,7 millones de personas viven solas en España y casi un tercio son mujeres mayores de 65 de años, según el INE. Sin embargo, tendríamos que tener cierta cautela con analizar los datos porque una variable es la dimensión sociológica del momento histórico que estamos viviendo y otra la parte psicológica. Los profesionales expertos solemos pensar que la población a la que nos dedicamos siempre es la más afectada pero cada dato tiene muchos matices. Por ejemplo, la gente que vive sola antes no tenía un teléfono al cual poder llamar 24 horas gratis para hablar, ni había voluntarios que llamasen a tu casa de manera reglada para saber qué tal estabas. Luego, ahora vivimos una especie de viaje en el que nos sentimos en comunión unos con otros, situación que antes no se daba. Porque el dato de las personas que viven solas en España asusta, pero en soledad y aisladas emocionalmente ¿es lo mismo? No, la autora May Sarton nos hace distinguir entre soledad y solitud dando importancia a una manera lúcida de estar con nosotros mismos, conectados con los demás y con las aportaciones culturales e históricas de nuestro siglo. Ahora bien, esto es actitud o sentimiento frente al dato demográfico antes mencionado. Puedo tener el sentimiento de estar acompañado por la soledad.
.- DECÍAS QUE LOS EXPERTOS SIEMPRE OS PONÍAIS EN LO PEOR PARA HABLAR CON LOS PERIODISTAS de la POBLACIÓN QUE ATENDÉIS, CUANDO HABLÁIS ENTRE VOSOTROS ES DIFERENTE.
Lo que hablamos entre nosotros también es “vox populi”, hay personas que está mejor durante la crisis si no han tenido un drama cercano ni tienen una próxima ruina laboral. ¿Por qué? Porque la calle, lo social en ocasiones supone un desgaste psíquico considerable.
El confinamiento no deprime a personas que no estaban deprimidas ni produce ansiedad a personas que no eran ansiosas como entidad nosológica. Quizás esta permanencia en la casa genera que los deprimidos y ansiosos queden al descubierto pero no los produce sino que ya lo eran previamente, quizás algunos sin saberlo. Es cierto que para el depresivo, ir a trabajar hacía una suerte de función sanitaria ya que al mismo tiempo que dejaba el abrigo en la entrada, también lo hacía con sus síntomas y ese sentirse útil en lo laboral, era un factor protector para su aparato psíquico.
Sin embargo, hay personas que lo están pasando como si fuera un retiro de sus obligaciones laborales y se sienten acompañados por las videollamadas. Hay personas que su patología previa les hacía mella en su día a día y ahora está más relajadas. Por ejemplo, aquellas que su trastorno era la «agorafobia» o sufrían «acoso laboral» incluso he notado mejoría en algunos obsesivos con temas de limpieza que ahora se sienten en comunión con la sociedad, ya que por fin ésta les ha dado la razón. Es decir, que no para todos el confinamiento actúa de la misma manera, si se me permite la complejidad de lo psíquico. Por otro lado, hay personas que son muy hogareñas, caseras y que disfrutan de su casa, sin salir de ésta por lo que están viviendo de manera tranquila a la espera de poder reanudar sus quehaceres cotidianos. y que llegue el final del confinamiento, lo viven también con cierta pereza porque ahora se sienten a salvo. Sería una especie de «síndrome de Estocolmo» o “síndrome de la cabaña” aunque con diferencias de contexto.
.- SIN EMBARGO, EL HACINAMIENTO QUINTUPLICA EN LAS CASA POBRES AL DE HOGARES CON MAYORES INGRESOS.
Sí es evidente que el hacinamiento es un factor de riesgo y aparecen reportajes impactantes sobre ello. Pero de nuevo vuelvo a apelar a la “particularidad” de cada individuo frente a su experiencia, uno tiene que sentir agobio por estar todos juntos en una casa pequeña. Estoy atendiendo niños que ahora se sienten con más atención de sus padres que nunca. Son familias que ahora no tienen la problemática de la conciliación y eso ha descargado de culpa a los padres y ha permitido aumentar la autoestima de los hijos. Por lo que de nuevo, el dato estadístico queda corregido por la “narrativa” que cada uno se hace con lo “sucedido”.
.- ¿NO ESTAMOS ABUSANDO AHORA DE LAS PANTALLAS Y DE TODAS LAS FORMAS ON LINE DE OCIO EN FAMILIA?
Es que es un tiempo diferente, no podemos medir/evaluar de la misma manera lo que pasa hoy que hace 2 meses. Es verdad, que tenemos que promover el juego libre y simbólico pero aceptemos que las clases, la terapia, las videollamadas con amigos y familiares, el cine… son digitales y no podrá ser analógico en un tiempo, por lo que no podemos ser igual de estrictos ya que las circunstancias han variado Hoy hablaba un médico y decía que los test del coronavirus tienen que ser pasados con un doctor porque los antecedentes personales y sociales van a ayudar a determinar la prueba.
.-¿NO DA MIEDO QUE SE QUEDEN ADICTOS AL MÓVIL O A LAS IDENTIDADES VIRTUALES?
Estamos deseando que esto pase y dejar de tener que relacionarnos de esta forma. Se quedarán detenidos y presentarán síntomas aquellos que ya estaban predispuestos, es decir, aquellas personas o niños que tenían vicisitudes afectivas y por ello, se queden anclados exclusivamente a lo digital pero no será la norma, lo mayoritario.
.- ERES EXPERTO EN DROGODEPENDENCIAS, QUÉ NOS PUEDES DECIR SOBRE ESTE TEMA.
Me remito las declaraciones de la jefa de la Sección de Adicciones y Patología Dual del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona que expone que las adicciones a las drogas consumen durante el confinamiento un 80 por ciento más de alcohol y un 30 por ciento más de fármacos. Cannabis, cocaína y heroína circula menos en la sociedad y se han incrementado sus precios por lo que se el síndrome de abstinencia de las primeras semanas de confinamiento fue muy alto pero también hubo muchas personas que pasaron a tratarse con metadona o que aprovecharon el momento para hacer una desintoxicación en casa con atención psicológica telemática. No están abiertas las salas de fiestas ni el consumo social en el que muchos jóvenes iniciaban su adicción y la mantenían por lo que también puede ser un dato positivo a poner en relevancia.
.- NO ASÍ LOS ADICTOS A LAS APUESTAS ON LINE O LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA.
Es diferente, la posibilidad del juego on line la tienes a golpe de click en el móvil o en el ordenador y por lo tanto, fue la población más vulnerable y la que más consultó durante el confinamiento. En la Anorexia y la Bulimia la relación con la comida es el elemento principal y la ansiedad la tiendes a calmar con comida, de tal manera que estos meses en casa descubrirán a muchas personas su trastorno de conducta alimentaria. Aunque en casos ya consolidados, la madre o la figura más importante para las anoréxicas/bulímicas suelen quedar encerradas en una relación de vigilancia permanente, a menudos un familiar tiene que dejar de trabajar para comprobar que no hay rituales de ingesta y vómito…y ahora esa circunstancia se da de manera “natural”…también sería un hecho a tener en cuenta.
Por otro lado, la población general también tendría que diferenciar el hambre, la ansiedad, el aburrimiento para no recurrir en exceso a la nevera que ahora es uno de nuestros recursos placenteros ya que sino la consecuencia que tendremos en unos meses será el aumento del sobrepeso. Quizás tenemos hambre de otra cosa que no es un alimento.
.- EN RELACIÓN A LA VIOLENCIA DE GÉNERO HAY UNA GRAN POLÉMICA.
Sí hay polémica sobre un tema de tanta sensibilidad social y con una carga ideológica tan fuerte. Hay que decir la verdad y luego interpretarla, lo cierto estadísticamente es que las muertes por violencia machista descendieron durante el confinamiento a menos de la mitad respecto a la media mensual de los últimos años registrados. Mientras el número de asesinatos por mes se sitúa en 5,1 mujeres según los datos del Ministerio de Igualdad, entre el 14 de marzo y el 14 de abril de 2020 murieron a manos de sus maridos dos mujeres. Al mismo tiempo que según informaron esta semana los ministerios de Igualdad e Interior, las llamadas al teléfono 016 de atención a las víctimas de violencia de género aumentaron un 47,3% (de las 1.298 a las 4.092) en los primeros 15 días de abril respecto a 2019 y las acciones de vigilancia de los equipos especializados de Policía Nacional y Guardia Civil, un 25,27% desde el 14 de marzo a abril. Con esto podemos ver cómo las campañas están funcionando y hay que mantenerlas en la misma intensidad. Uno de los detonantes de la violencia son los celos y un patrón dominante sobre la otra persona situación que ahora de manera “natural” queda aliviada porque sabes constantemente donde está tu pareja y puede haber mayor sometimiento implícito.
.- ¿QUÉ NOS HA ROBADO EL CORONAVIRUS?
Una cuota de libertad de movimiento, una cuota de economía, nos ha hecho más suspicaces frente al contagio y también que sobredimensionemos nuestros malestares cotidianos. Hay estudios que indican que tenemos puntuaciones más altas en variables de depresión y ansiedad y es normal porque estamos “encerrados” y elaborando que no vamos a salir a la misma sociedad que dejamos hace dos meses, sino que el tejido social y empresarial ha cambiado. Y adaptarnos a esto es un trabajo psíquico, de cambio de “chip” que tenemos que hacer. Pero me encuentro a muchas personas (no afectados directamente) que les da vergüenza reconocer que están bien o mejor que antes porque el drama nacional les lleva a no poder verse realmente y eso hace que no puedan salir de un estado anímico lábil. Por otro lado, me gustaría acabar recomendando “lo frívolo” “lo nimio” “lo cómico”. Necesitamos reírnos con amigos, con una película…descargar con la risa lo que está sucediendo…recuerdo que en el 11-M emitieron la serie “Los Serrano” en Telecinco y creo que no pudieron haber hecho nada mejor por nuestra salud mental en aquella fatídica noche. Distraernos nos mejora y no tenemos que reprochárnoslo. La vida ya es drama de por sí, necesitamos menos tragedias y más comedias “entretenidas” como factores protectores de nuestro bienestar.
Vivimos en una época de gran incertidumbre donde se amplifica nuestra suspicacia y paranoia. ¿Por qué? Conseguimos una mascarilla pero puede ser defectuosa, leemos una noticia pero puede ser un bulo, nos hacemos el test pero puede no tener fiabilidad. Por lo tanto, si que sufriremos desasosiego y esta experiencia nos dejará una huella emocional pero lejos de los grandes trastornos que predicen para toda la población. Por otro lado, ir al psicoterapeuta nos va a ayudar a estar mejor y conocernos a nosotros junto a la nueva situación venidera pero no para vencer grandes traumas sino para elaborar el proceso por el que estamos pasando y poder vislumbrar que estamos en un túnel en vez de en un pozo.
.-¿Y SOBRE EL GOBIERNO Y LAS VÍCTIMAS?
Cada vez que intento animar a alguien o hacer una broma para levantar una tristeza, alguien me recuerda a las víctimas. Debemos de estar de luto pero incluso en los velatorios se hacen chistes no para faltar el respeto al difunto sino para elaborar la situación y podernos “separar” un poco de ella en este proceso necesario del duelo o de aceptación de la mortalidad. Por esto, podemos celebrar que son menos muertos que la semana pasada. Hablar sobre la gestión de los gobiernos es necesario pero son dos niveles de análisis diferentes, uno el técnico analizando cómo país hemos resuelto o no la crisis y otro como ciudadano en cómo hemos llevado el “aislamiento”. El gobierno si ha sido negligente tendremos que cambiarlo cuando toque y ahora tendremos que pedir test, mascarillas, coherencia en el desconfinamiento con los niños, ayudas económicas, relaciones europeas…pero sabiendo que debemos permitir la gobernanza. La anarquía ahora mismo sería un mal mayor que este gobierno.

Miedo a salir de casa, la secuela del confinamiento
En torno a un 15% de la población ha podido desarrollar estos meses un trastorno de la ansiedad generalizada.
Teníamos que quedarnos en casa, había que aplanar la curva. Y la curva se ha aplanado. Ya estamos viviendo la desescalada, ya podemos salir a la calle y muchas provincias podrán entrar en fase 1 la próxima semana. Pero hay personas que no quieren salir de casa, unas por cautela y otras por la angustia que les genera volver a pisar la calle y cruzarse con otras personas, tocar pomos, barandillas y botones. Es miedo y es una secuela que nos ha dejado el confinamiento para superar la pandemia del coronavirus.
“Desde hace una semana tenemos pacientes nuevos que nos llaman porque tienen miedo a salir. Es una especie de agorafobia, ya se puede salir, pero hay gente que no ha salido”, señala Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario. Según este psicoterapeuta lo que hay es un temor a contagiarse, “voy a salir a la calle, voy a tocar algo, alguien me va a toser y, ese miedo, cursa con pensamientos intrusivos, empiezas a tener taquicardias, ansiedad, respiración acelerada. Esto puede terminar en ataque de pánico o de ansiedad e hiperventilación. Cuando ocurren estos episodios provocan una conducta de evitación, evitamos enfrentarnos a esa situación: no salimos. De hecho hay gente que todavía no ha salido.”
Muchos niños se han imaginado al conoravirus como un monstruo que hay en la calle.
Un situación que, según Peñalver, no sólo afecta a gente mayor, hay mucha gente con brotes hipocondríacos y también niños, porque muchos niños se han imaginado al conoravirus como un monstruo que hay en la calle”.
La manera en la que nos hemos enfrentado a esta situación es muy variada, para Antonio Cano, Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), “hay personas que cuando vean que la calle está muy poblada, se van a pensar el salir, personas más reflexivas. Otros no salen por miedo a la multa y otros organizan botellones cada persona es un mundo”.
“Con el confinamiento, sí que hemos detectado que muchas personas están desarrollando sintomatología ansiosa y esta sintomatología puede constituir un trastorno de ansiedad, un trastorno de pánico y muchos de ellos pueden deriva en agorafobia. Al estrés personal, al de la situación de la pandemia, más el que genera la situación de la economía es un exceso de emocionalidad negatividad, especialmente de ansiedad. Cuando se tiene más ansiedad es muy posible que una persona se asuste por sus sensaciones de ansiedad, cuanto más se asusta tiene más ansiedad y cuanto más ansiedad más se asusta, entra en un círculo vicioso que termina con un ataque de pánico”, secuencia Cano.
El psicólogo clínico Sergio García Soriano ha mantenido terapias virtuales estos meses y asegura tener personas mayores que no quieren salir, “dicen que hasta que no pasen dos meses de esto, ellos no salen, que sus hijos les dejan la comida en casa y que prefieren ser precavidos. Están temerosos y, si además, se ha muerto alguien conocido o cercano, pues eso les agudiza el temor”.
Según García Soriano este miedo a salir de casa, tampoco cumple todos los patrones de una agorafobia, “pero sí se produce un miedo que antes no se producía. Hemos pasado mucho tiempo en casa viendo los medios y una situación de excepcionalidad, no será una sintomatología de agorafobia, pero algo le pasa a las personas que llaman con ese miedo a salir”.
Hay que acostumbrarse a cierta cuota descontrol, hay cosas que sabemos y otras que no, y además, son cambiantes
A estos temores se añade el ingrediente de la gran incertidumbre de una pandemia en la que se han multiplicado la situaciones de confusión, por la desinformación y el desconocimiento científico de la COVID-19: “Ha existido una especie de paranoia social, si leías una noticia, podía ser un bulo; si me pongo una mascarilla a lo mejor no me protege; si me hago el test a lo mejor no es fiable… La nuestra ha sido una generación muy protegida, no hemos vivido nada parecido a esto y ahora lo estamos viviendo, y teníamos poca tolerancia a la incertidumbre.Ahora hay que acostumbrarse a cierta cuota descontrol, hay cosas que sabemos y otras que no, y además, son cambiantes. Es mejor asumir esto para seguir adelante”.
Quienes, sin duda, han salido peor parados desde el punto de vista psicológico en esta crisis son los que antes eran agorafóbicos y los hipocondríacos, «lo están pasando muy mal, han empeorado con esta situación», apunta Ovidio Peñalver. En cuanto este miedo a salir actual es esperable que, según apuntan los psicólogos, vaya remitiendo al ritmo que se normalice la situación y haya menos muertos. En algunos casos se puede llegar a cronificar, pero consideran que, en la mayoría, durará unas semanas o meses, como mucho.
Trastorno de ansiedad generaliza

Según Antonio Cano un buena parte de la población está viviendo un trastorno de ansiedad generalizada. “Se incrementan las preocupaciones, por la economía o la salud, y su aumento se traduce en más ansiedad y llega un momento en que, por la ansiedad, te cuesta tomar decisiones, se tienen dificultades para concentrarse, dificultades para manejar esas preocupaciones y esto termina afectando desde al sueño a un malestar psicológico”, apunta. Según los datos preliminares de investigaciones en las que participa este catedrático de Psicología, “en torno a un 15% de la población ha podido desarrollar estos meses un trastorno de la ansiedad generalizada”. Algunos síntomas de ansiedad, “prácticamente en todos los casos se ha aumentado la ansiedad”. Ahora estamos analizando cómo ha afectado a las personas el hecho de haber salido más a la compra o haber sacado el perro y parece que quienes llevado algo de actividad exterior mayor, han desarrollado menos ansiedad.
Artículo original: https://www.elindependiente.com/vida-sana/salud/2020/05/09/miedo-a-salir-de-casa-la-secuela-de-confinamiento