Parece un tema tabú éste. A todas las generaciones nos ha tocado lidiar con la droga en nuestra juventud…todos sabíamos los lugares donde las vendían, algunos decidieron probarlas, otros eligieron no hacerlo y otros se hicieron adictos. Pero ¿qué diferencia hay entre quedarse adicto o no? En las próximas líneas trataremos de resolver esta cuestión. También re-aparece en esta década con fuerza el término Dependencia Emocional, D.A. y veremos en qué consiste…
“Desaparecía cualquier noche…y venía hasta arriba de coca” relata una paciente con Dependencia Emocional.
Reconocer que somos dependientes es un grado de salud, pensar que existe la “independencia” es tener muchas ínfulas de “autosuficiencia”, no podemos romper las cadenas, pero sí podemos elegir a qué someternos para crecer. “Me vine a Madrid pensando que empezaría a vivir de nuevo y he vuelto a repetir la misma historia”
De manera involuntaria, estamos apegados a una forma de querer o de odiar que puede ser dañina, no es infrecuente que amemos aquello que nos hace mal…las personas que acuden a consulta por lo menos han averiguado que tienen una cuestión personal por resolver y prefieren “depender” unos meses de una terapia que vivir toda su vida sometidos a la “enfermedad amorosa”. Hay sociedades que ni siquiera pueden darse cuenta de que aquello que les sucede es un síntoma.
Las adicciones a las drogas (coca, alcohol, marihuana…) están a la orden del día…las dos últimas totalmente socializadoras, y la primera con un estigma de clase. Podemos pensar que vivimos en una sociedad donde la puerta de la droga está más abierta que la puerta de la salud.
La curiosidad es sana, el probar la droga no te hace drogadicto, hecho éste que niegan categóricamente algunas campañas publicitarias e instituciones, y en esa “mentira social” el joven piensa: “Me engañan para quedárselo ellos” y de esta manera, de nuevo el ideal adulto queda “tocado y hundido”. Avalados por los estudios en los parlamento europeos y americanos donde encontraron restos de drogas en los aseos durante varios meses…
Vivir en la cultura del miedo sólo hace que enfermemos y no podamos identificar cuáles son las realidades de nuestra vida. Esta “ambivalencia miedosa” frente a la droga, me somete en mayor medida…además, pensar que la sustancia tiene un poder tan fuerte que me dejará en “shock” ya es darle una connotación que no es exacta.
Además respecto a las causas del consumo, podemos decir que es muy diferente si uno se droga para evitar algo, para evadirse de un problema, para resolver un conflicto…es entonces, cuando deviene el trastorno adictivo.
Aunque quizás afinando sobre esto, tendríamos que poner el acento en la persona más que en la sustancia, y ver que uno puede ser adicto a cualquier cosa…ellas prefieren las benzodiacepinas con el beneplácito de sus médicos de cabeceras que las llevan por los sueños de Morfeo…sin de nuevo, irse a la raíz, de ¿por qué necesito “drogas legales o ilegales” para vivir?
Sergio García Soriano
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